Anciana moribunda de 80 años ve cumplido su sueño – gracias al buen corazón del doctor

Marco Deplano es urólogo de Cerdeña, Italia. Es bastante joven para ser doctor y dada la naturaleza de su trabajo ha visto bastantes historias terribles. Ha vivido casos muy diferentes – unos con final feliz y otros no.

Un día en su trabajo, conoció a una anciana que le causó una fuerte impresión. Quedó tan emocionado con el encuentro que posteriormente publicó la historia en el Facebook. Puedes leerla a continuación.

 

Facebook/MarcoDeplano

 

Hoy recibí una llamada para hacer una consulta en otro departamento. Lo de siempre … Se trataba de una paciente con cáncer terminal e insuficiencia renal debido a una compresión de los uréteres. La mujer que conocí tendría entre 70 y 80 años, con un cabello de color naranja como la zanahoria y un impecable esmalte de uñas rosa.

– Buenos días señora.
– Buenos días doctor.

Mire su ficha, la examiné y repetí la ecografía.

– Señora, sus riñones están afectados: ya no pueden eliminar la orina de forma natural, así que tendré que insertar un tubo, una especie de válvula que limpie sus riñones. Eso significa que deberá orinar en dos tubos conectados a dos bolsas …

– Disculpe doctor. ¿Eso significa que también tendré otra bolsa detrás de mí?

(La anciana ya había sido intervenida de colostomía)

– Si señora.

Hubo un largo silencio. Parecía interminable. Finalmente me miró y sonrió. 

– Perdón. ¿Cómo era su nombre?
– Deplano.
– No, su nombre de pila
– Marco.
– Marco… ¡Qué nombre más bonito! ¿Tienes un momento?
– Claro, por supuesto.
– Sabes, yo ya estoy muerta. ¿Lo entiendes?
– No…. lo siento.
– Yo ya estoy muerta desde hace 15 años. Cuando mi hijo de 33 años murió de un ataque al corazón, yo me fui con él.
– Lo siento de verás.

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– Se me fue la vida con él. Y luego morí nuevamente hace diez años cuando me diagnosticaron esta enfermedad. Pero ahora ya no tengo que fingir más. Mis otros hijos están bien y mis nietos también. Quiero unirme a él. ¿De qué sirve vivir unos días más con estas bolsas, con sufrimiento y tanto trabajo para mí y para mis seres queridos? Yo tengo mi dignidad ¿Te ofendería si te digo que no quiero hacer nada? Estoy cansada. Ya estoy lista para entregarme a las manos de Dios. Dime la verdad, ¿sufriré?

– No, señora. Usted puede hacer lo que desee. Pero si le ponemos las dos bolsas….

– Marco, dije que no. Esta es mi vida y he decidido. Si quieres hacer algo, detengamos la transfusión. Así puedo irme a casa y comer helado con mi nieto.

Cada palabra que la anciana decía me dejaba sin argumentos como si fuera arrancando pétalos de una flor. Olvidé mi agotamiento, mi enojo y mi frustración, todo. Olvidé los años de estudio, las miles de páginas que había leído, las reglas, los hechos. Me sentí desnudo y desarmado ante esta franqueza, con esta conciencia de la muerte.

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Me volví y escribí algo en la ficha para que la enfermera no se fijará en mis lágrimas. Estaba emocionado. Quienes me conocen saben que es algo inusual en me.

– ¿Marco, te han afectado mis palabras?
– Un poco. Lo siento.
– No, eso es bueno. Gracias. Me hace sentir importante. Escucha, ¿me puedes hacer otro favor? Hazme otro favor. Si mis hijos vienen y te gritan, llámame. Les diré que paren. Escribe que yo estoy bien. ¿Vale?
– Sí, señora.
– Marco, ¿puedo preguntarte algo más?
– ¡Por supuesto!
– Eres especial. Sé que llegarás lejos. Dame un beso, como si fueras mi hijo, ¿te importa?
– Por supuesto que no.
– Rezaré por ti. Y por mi hijo. Espero verte de nuevo.
– Yo también. Gracias señora.

En ese momento esta anciana era la persona más hermosa del mundo: radiante, segura de sí misma, madre, abuela, amor puro.

Ella me dio la mejor lección de mi vida, con esas simples palabras. La muerte es la parte final de la vida. No hay necesidad de miedo, ansiedad o egoísmo. Algo que no te enseñan los años de estudio. Me sentí tan pequeño allí, frente a esta magnitud.

El sufrimiento forma parte del amor. A veces éste acerca más a las personas que el amor en sí mismo. Y a veces una palabra amable es una cura más poderosa que la droga más moderna. ¡Sea lo que sea lo que pienses, aprecia el viaje!

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